Claudia y Mariana, dos gotas de un océano llamado convivencia

Tras estudiar seis meses en la transformación pacífica de conflictos dentro del marco de la educación para la paz y los derechos humanos, aquel puñado de jóvenes se dispuso a recorrer los pasillos de diferentes centros de salud de Rosario de Santa Fe (Argentina) para detectar malestares y hacer evidente que la escucha atenta es una herramienta transformadora.

La iniciativa era tan pionera que no tenía nombre, ningún paciente en el mundo hasta ese momento se había topado en la antesala de la consulta con alguien dispuesta a interesarse por algo más que su salud: “¿Está el servicio en condiciones como para garantizarle seguridad e higiene?” “Su hijo parece cansado de esperar ¿le parece que le entretengamos con juegos?” “¿El exceso de ruido le está alterando? Le entiendo, las llamadas telefónicas, las conversaciones cruzadas, la contaminación acústica procedente del exterior… no lo ponen fácil ¿le apetece que le acompañe a un espacio más saludable y contarme cómo se siente?”… Esas eran sus preguntas, por eso se autodenominaron “trabajadores de la convivencia”.

María Teresa Barrios, docente y capacitadora en Transformación Positiva de Conflictos y Educación para La Paz y los Derechos Humanos, recuerda bien la trayectoria de una de ellas, Claudia. Buscaban personas proactivas capaces de tener el rol de agentes promotores de paz convivencia y derechos humanos en sus comunidades y ella cumplía el perfil. Esta mañana Claudia se encuentra con Mariana, otra de esas trabajadoras de la convivencia, están a punto de celebrar su segundo aniversario como trabajadoras de la convivencia y quieren celebrarlo recorriendo el centro en el que aún trabaja Claudia, una forma de recordar sus vivencias .

Nexo Oportunidad de Transformación Positiva de Conflictos y Construcción de Culturas de Paz

Las y los trabajadores de la Convivencia son jóvenes capacitados en transformación positiva de Conflictos y Construcción de Culturas de Paz, en el marco de dos políticas públicas: El Programa Nexo Oportunidad (Ministerio Desarrollo Social y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social S. Fe) y la Dirección de Centros de Salud de la Municipalidad de Rosario. El primero fue ideado para generar herramientas a jóvenes que formen parte de la población con mayor vulnerabilidad laboral y en situación de desempleo, que les permitan acercarse al mundo del trabajo, mediante prácticas laborales. Se capacitó a las y los jóvenes para prevenir y desescalar conflictos violentos que se venían sucediendo en salas de Espera de los Centros de Salud y la Dirección de Centros de Salud Municipal apostó a esta política para mejorar esta situación y reducir el número de conflictos abordados de manera violenta. El objetivo general fue Promover un cambio de paradigma en la atención al público de las instituciones estatales, específicamente en la Atención Primaria de Salud en relación a la resolución y/o transformación de los conflictos. Potenciar la integración de múltiples saberes (técnicos, populares, interdisciplinarios y otros ) para prevenir, contener y desescalar conflictos violentos, fomentando territorios saludables. En relación a los Objetivos Específicos: Alcanzar una convivencia pacífica a nivel Institucional y comunitario. Lograr la desnaturalización de la ruptura de relaciones o del uso de violencia como forma de abordaje de los conflictos. Impulsar la consolidación de relaciones interpersonales colaborativas. Fomentar las Herramientas de la Mediación y la Facilitación en el marco de la ética del cuidado y de la construcción de Culturas de Paz. En esta Experiencia se le dieron herramientas teóricas a jóvenes que por su recorrido ya venían cumpliendo una función de suma importancia como referentes en sus comunidades. Por eso los posibles ámbitos de aplicación de lo aprendido no se reduce a las salas de espera de los centros de Salud. Su labor está también en el barrio y la comunidad pudiendo ser sumamente importantes en otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales. El Proyecto tuvo en cuenta la realidad sociocultural del contexto con gran desigualdad de oportunidades que expone a las y los jóvenes a numerosos riesgos y planteó un abordaje por fuera de cualquier simplificación, particularmente la que vincula violencia y pobreza. En una sociedad en la que el discurso de gran parte de la sociedad suele retratar a las y los jóvenes bien como víctimas o como perpetradores de violencia, esta Política pública concibe a las y los jóvenes como verdaderos agentes de cambio, prevención de la violencia y constructores de paz en sus comunidades. La intención: la aplicación práctica de lo aprehendido en las Salas de Espera de los Centros de Salud con acciones que fomenten la convivencia pacífica y relaciones interpersonales colaborativas.