El vientre de Camila cambia el mundo

Una sala de partos debería ser espacio de acogida para las futuras madres y los recién nacidos. Todo lo que allí suceda debería estar dispuesto a facilitar el origen de la vida, porque nacer y parir son actos radicales que se sostienen en la vulnerabilidad de sus protagonistas. Sin embargo, los profesionales que facilitan el proceso no siempre obran desde el cuidado, por lo contrario, obligan a la mujer a parir en una posición incómoda habiendo otras alternativas, alteran el proceso natural del parto de bajo riesgo, impiden el apego precoz del bebé con su madre sin causa justificada, humillan a la parturienta…

Estas prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio se denominan “violencia obstétrica”. Camila nunca había oído hablar de ese tipo de violencia. Ya había sido madre de un niño y su alumbramiento había transcurrido sin problemas, pero algo empezó a torcerse en aquella segunda ocasión. Mientras veía, impotente, cómo el bebé que había traído al mundo se apagaba, la violencia se presentaba ante ella con un rostro que jamás había imaginado. Nada más nacer se llevaron a su bebé a la sección de neonatos y nunca más volvió a verle. Hasta el día de hoy Camila no sabe si su hijo está vivo o muerto.

Guiada por su voluntad de encontrar la verdad, tardó poco tiempo en descubrir que no era la única mujer que había vivido una situación así en los mismos días, en el mismo hospital y por el mismo equipo médico. De todos los bebés que nacieron en aquella unidad sanitaria el día 10 de agosto de 2018 solo sobrevivió uno. En Mozambique tenían una elevada tasa de mortalidad materno infantil y principalmente de neonatos. En ese momento Camila tomó las riendas de su dolor y se prometió que contribuiría a erradicar la violencia obstétrica en Mozambique. Su vientre se convirtió, así, en la palanca con la que está cambiando el mundo.

Campaña Nacional de Activismo y Derecho a la Salud con foco en la temática de Humanización de la Violencia Obstétrica

Negación de atención, intervenciones y procedimientos médicos innecesarios, agresiones verbales, cobros ilícitos y consecuentes muertes de bebés durante el parto, son algunos de los muchos problemas que las mujeres mozambiqueñas han experimentado en el período prenatal, parto y posparto, en varios hospitales de Mozambique. Esas malas prácticas denominadas Violencia Obstétrica llevaron a Caminha Fanheiro a fundar la organización SABER NASCER, como Asociación de niñas y mujeres, que trabaja para la erradicación de la violencia contra la mujer con mayor enfoque en la Violencia Obstétrica. Camila Fanheiro fue víctima de Violencia Obstétrica y perdió a su bebé pocas horas después de dar a luz, hoy Camila lucha por el empoderamiento, promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres, y la humanización de los servicios obstétricos en Mozambique.